Argentina despide a Mamerto Menapace, el monje benedictino del pueblo
En un día de profunda tristeza para la comunidad religiosa y cultural de Argentina, el país llora la pérdida de Mamerto Menapace, el monje benedictino que durante décadas acercó la espiritualidad cristiana al corazón de los argentinos a través de sus cuentos, metáforas rurales, humor y una fe inquebrantable. Fallecido a la edad de 83 años, Menapace deja un legado literario y espiritual que perdurará en la memoria colectiva del país.
Nacido en Malabrigo, Santa Fe, el 24 de enero de 1942, Menapace ingresó al monasterio de Los Toldos a la temprana edad de 10 años, donde desarrolló su vida religiosa y se convirtió en un referente de la Orden de San Benito. Su labor pastoral y educativa lo llevó a ser abad del monasterio y, posteriormente, abad presidente de la Congregación Benedictina del Cono Sur.
El monje, reconocido por su estilo cálido y cercano, combinó la vida monástica con una intensa actividad literaria. Publicó más de cuarenta libros, entre ellos Un Dios rico de tiempo, Madera verde, El paso y la espera, y Salmos criollos, que recorrieron parroquias, ferias del libro y hogares, y fueron abrazados por lectores creyentes y no creyentes. También incursionó en la música y el audiovisual, produciendo discos y películas que reflejaban su estilo narrativo profundo pero llano, espiritual pero cotidiano.
Su popularidad se extendió a través de programas radiales y televisivos, donde compartía su sabiduría con un lenguaje sencillo y lleno de imágenes del campo y la vida cotidiana. Fue comparado con el beato Cura Brochero y se le recuerda como un místico del campo, capaz de hablar de Dios con la misma naturalidad con la que se habla del clima o de una buena cosecha.
La Conferencia Episcopal Argentina lamentó su fallecimiento y destacó que Menapace logró “compaginar la profundidad del Evangelio con las expresiones sencillas de nuestro pueblo”. Su vida, dijeron los obispos, fue “primero vida antes que palabra”, una frase que resume con justeza su legado: vivió como predicó, y predicó como vivía.
Los restos de Mamerto Menapace serán velados en el Monasterio Benedictino Santa María de Los Toldos, donde se celebrará una misa de cuerpo presente antes de su sepultura en el cementerio del monasterio. Aunque su voz se ha apagado, su mensaje seguirá vivo en sus textos, en sus grabaciones, y en el recuerdo de los que lo conocieron. Mamerto Menapace, el monje del mate y los cuentos, el sacerdote del silencio y la palabra, el hermano mayor de una Argentina que todavía necesita voces como la suya, ya descansa en paz.

Fuentes: LaCapital [2], MinutoUno, DiarioPopular, LaVoz
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