Conmoción y Búsqueda de Justicia: Dos Crímenes que Marcaron a Argentina
En enero de 2020, el brutal asesinato de Fernando Báez Sosa conmocionó a Argentina, dejando una profunda herida en la sociedad. Fernando, un joven de 18 años, fue atacado por un grupo de ocho jóvenes de Zárate en Villa Gesell. El violento episodio comenzó dentro del boliche Le Brique y culminó en la vía pública, donde Fernando falleció sin recibir atención médica. La justicia dictaminó que cinco de los agresores fueran condenados a prisión perpetua como coautores del homicidio doblemente agravado, mientras que los otros tres recibieron penas de 15 años como partícipes secundarios. La madre de Fernando, Graciela Sosa, expresó su alivio al escuchar las condenas, sintiendo que finalmente se hizo justicia. En el aniversario del crimen, Matías Benicelli, uno de los condenados, envió una carta desde prisión, describiendo a Máximo Thomsen como el líder del grupo y pidiendo perdón en nombre de todos los involucrados. La autopsia reveló que Fernando murió por un paro cardíaco traumático debido a múltiples traumatismos de cráneo.
Por otro lado, en febrero de 2015, otro crimen sacudió a la comunidad de Ceres, Santa Fe. Karen Ñañez, de 16 años, asesinó a María Fernanda Chicco, motivada por celos enfermizos. Ñañez atrajo a Fernanda a un lugar aislado, donde la atacó con una tijera y la ahorcó con un alambre de púas. A pesar de ser condenada a 13 años de prisión por homicidio agravado, Ñañez sigue en libertad bajo un régimen de libertad asistida, mientras la Corte Suprema de Justicia de la Nación decide sobre la ejecución de su sentencia. La familia de Fernanda, especialmente su madre Silvia Linardos, continúa luchando por justicia y expresa su frustración ante el sistema judicial. Ñañez ha intentado rehacer su vida en Rosario, pero enfrenta rechazo social y denuncias por amenazas. La comunidad y la familia de Fernanda mantienen viva su memoria, esperando que se haga justicia por el truncado sueño de Fernanda de estudiar cine.